martes, agosto 17, 2010

Distorsión nocturna


Ese dulce aroma que te envuelve en su cercanía, te atrapa y a la vez te repele.
Esa ligereza con la que te dice burradas al oído mientras te mira a los ojos cogiendo tu mano como si fuese tu novia de hace años.
Esa facilidad para quitarse la ropa.
Esa falsedad en los ojos con la que penetra al mirarte.
Esa labia para convencerte a hacer cualquier cosa, como si esa noche fuese única y pudieras llegar al fin del mundo con ella.
Amablemente te invita a sobrepasar tus propios límites.
Esa generosidad con la que te invita a tabaco, un cigarro que te ves en la obligación de rechazar porque te verás en la obligación de devolverle el favor (y no precisamente será un cigarro lo que ella quiera).
Una persona que no conoces de nada. Una simple casualidad o el hambre que te obliga a desviarte de tu camino, hace que hables con ella. Una persona agradable y simpática que no rechazarás por no dejar de ser cortés. O simplemente es que a mí me cuesta decir que no. Yo que creía tener claros mis límites.
Esa noche perdí el norte, el sur, el oeste pero me encontré con el este. Un lugar oscuro con luces rojas, aterciopelado. Intentando imitar cierta elegancia y sofisticación. Y cuando te quieres dar cuenta de qué está pasando, acabas de pagar por que una checa te baile. Que baile para ti, sólo para ti y nadie más.
Supongo que hasta que no estás en una situación parecida no sabes, ni tienes la más remota idea de hasta dónde eres capaz de acabar una noche que decides salir. Una inofensiva noche. Desde luego que a la hora de la verdad somos todos una pequeña caja de sorpresas. Y yo ahora desde luego que puedo decir que sé a qué huele una puta.

lunes, julio 19, 2010

Despertar a tu lado es de las mejores cosas que hay en el mundo, aun sabiendo que será la última vez.
Abrir el ojo y descubrir que estás ahí, tumbada a mi lado, dormida, dándome la espalda. Acaricio tu pelo, me arrimo a tu cuerpo, te abrazo y encajo mi nariz en tu nunca para aspirar los restos de colonia del día anterior mezclado con el olor a dormida.
Te despiertas. Te giras. Me miras. Me acaricias la cara mientras me lanzas una sonrisa.
Una
l
á
g
r
i
m
a
rueda por tu mejilla.
Con mi dedo sigo la huella de tu lágrima. Ambos ojos se inundan de agua. Intentas decirme algo y tras un rato aguantándote el nudo en la garganta consigues articular –no quiero que esto acabe–.
Realmente no sé cómo reaccionar. No digo nada. Simplemente te abrazo. El tiempo pasa y sigo sin saber qué decir.

jueves, julio 01, 2010

Creo que es un buen momento para hablar de ciertos amigos...

Hace menos de un año conocí a un grupo de gente que poco he tardado en darme cuenta de cuanto vale.
A raíz de un evento que organizó una de ellas, hace exactamente un año, nos empezamos a conocer.
Entre ellos son personas muy diferentes pero tiene una cosa en común, todos ellos me sacan casi diez años de edad pero al final es gente más cercana a mi que la gente de mi edad. Es gente con la que puedo hablar y abordar todo tipo de temas. Gente que vale para quedar a hacer sushi (sesiones gastronómicas o talleres de cocina) o para una simple cerveza. Gente que quiero que me acompañe a lo largo de muchos años.

Pero al final no necesitas pasar años con alguien para darte cuenta de esto...son las experiencias que con ellos he experimentado que hacen que me dé cuenta de cuánto valen para mí y eso es lo que importa.

Que por mucho que me pueda llegar a costar decirlo de alguna forma u otra les he cogido mucho cariño y son muchas las experiencias que nos quedan por vivir.

jueves, junio 10, 2010

Elo

En una ocasión mi hermana me dio una cuchilla de afeitar y me preguntó que para qué servía, de algún modo u otro llegamos o llegó ella a la conclusión de que eso cortaba o al menos eso debería, por lo que a mi hermana se le ocurrió probarla para verificar esa conclusión. Naturalmente, la que tenía que comprobar la eficacia de esa cuchilla era yo. Cogí la cuchilla y corté en mi mano, cerrando el puño. Miré a mi hermana a los ojos y le dije:"mira, no pasa nada." Mi hermana tenía la cara pálida por momentos y con cara de susto y apenas sin voz articuló:"¿pe-pe-pero no te ha dolido?" Contesté que no y pregunté que porqué tenía que doler, ella señaló mi mano. Miré. Todo lleno de sangre. Me puse histérica. Teníamos siete y cinco años.

En otra ocasión mi hermana y yo estábamos en nuestra habitación de la casa de la playa jugando al disco volador, conocido como Frisbee, a la hora de la siesta. Mi hermana estaba al lado de la puerta y yo al otro extremo del cuarto, delante de la puerta que daba a una pequeña terraza. Una de las veces que ella me lanzó el disco, como era de esperar, salió volando por la terraza y cayó afuera. Yo vi fácil solución: salir por la puerta, bajar las cuatro escaleras, coger el disco y entrar otra vez. Pero mi hermana dijo que no. Que si salíamos por la puerta, se despertarían los abuelos y nos reñirían por no estar echándonos la siesta. Entonces sugirió salir por la terraza. "Sal por la terraza que así los abuelos no se enteran y no nos dicen nada. Mira ahí hay una enredadera...puedes bajar trepando." Decidida fui a la terraza y pregunté a mi hermana que si aguantaría mi peso para asegurarme, me dijo que sí. estaba de pie en el borde de la terraza agarrando la enredadera dispuesta a agarrarme con los pies a ella. Y como era de esperar la enredadera no aguantó mi peso. Cada vez me despegaba más de la pared hasta aterrizar de espaldas en el suelo.
Evidentemente nos riñeron mucho más que si hubiéramos salido por la puerta, pero ¡cogí el Frisbee!

Hay gente que merece la pena. Otros sencillamente te acompañan en una etapa de tu vida, dejan o no su huella, y desparecen.
Son pocas las personas que he conocido a lo largo de mi joven y corta vida que realmente merezcan la pena.

Una de esas personas es mi hermana.

La persona que más me ha llegado a putear a lo largo de 22 años (más que nada por que solo dos de 22 años hemos estado separadas y sencillamente ha tenido más oportunidades de hacerlo).
La persona que me ha sacado de cada lío.
La que más vilmente me ha engañado, la que más se ha aprovechado de mí, la que me pide mil favores y no los devuelve (solo rara vez lo ha hecho).
La que me pide que vaya a buscarla al aeropuerto para no tener que venir sola hasta casa en el bus.
Ha sido una persona cruel conmigo.
Siempre me han comparado con ella y la odiaba por eso. Me sentía rechazada por que mi hermana era la que sacaba las notas brillantes, la que sabía pintar, la que se expresaba mejor.

Pero todo esto se lo perdono.
Sencillamente por que es mi hermana.
Es mi mejor amiga y mi mayor enemigo.
Es mi apoyo, mi hombro en el que llorar, mi oreja a la que hablar.
La única persona que me quiere incondicionalmente.
Es el otro lado del muro para enfrentarnos a nuestros padres.
Mi refugio cuando me siento sola.
La única persona con la que quiero pasar el resto de mi vida.
La que me lleva de fiesta para que aprenda qué música es la buena.
La que me ayuda con los trabajos para el colegio/universidad.
La que depende de mí y me gusta ese hecho.
La persona que más quiero en este mundo.
Ella es la única personas que no quiero que muera. Nunca.
Es la única persona cuya muerte exigiría mi muerte instantáneamente.
Es la única constante de mi vida.
Es la única en la que realmente puedo confiar.
La única persona que me quiere incondicionalmente.

Todo eso es una hermana y lo demás son tonterías.

lunes, junio 07, 2010

Al Alba

Empiezas con una simple mirada.
Una mirada de deseo. Delatadora.
Sabes perfectamente lo que quiero y cuando lo quiero.
Sin necesidad alguna de pronunciar una sola palabra.
Por como te cojo la mano...
Por como te miro...
Simplemente lo sabes.
Como si mi frente fuese una pantalla en la que aparecen escritos mis deseos.
Me miras.
Me coges la mano.
Acaricias mi brazo.
Acaricias mi cuello, mi nuca, mi pelo.
Me besas la oreja.
Tus labios recorren mi cuello.
Tu lengua sobre mi piel.
Nuestros labios humedecidos se encuentran y nuestras lenguas se enredan.
Tus besos derritiéndose en mi lengua.
Mientras nuestros cuerpos impiden el paso de una sola gota de aire.
Te quito la ropa.
Toco tu cuerpo.
Lo beso, sin olvidar ni un sólo rincón.
Beso tu cuello, detrás de la oreja.
Noto tu respiración, pides más.
Te tumbo en la cama, encajamos nuestros cuerpos.

M.

Amor odio

El amor y el odio.
Dos antagonistas, polos opuestos, pero en mi corazón cuando a ti se refiere van de la mano.
Te quiero y al mismo tiempo te odio.
¿Por qué sencillamente no me puedes dar igual?

lunes, mayo 10, 2010

Esto lo dijo una chica sobre mí...

usas gorras de esas de béisball
ni te gusta el queso
eres un ser ávido de dinero
te vistes como un hombre
y te encantan las marcas muy caras, cuánto más caras mejor...
y fetichismos de perfumes caros y medias negras

sino que además eres una friki de ciertos videojuegos

MADREDELAMORHERMOSO

Alba

- Tengo unas ganas de besarte...

- Y yo también,
que me beses en los labios
que me beses en el cuello
que me abraces mientras lo haces
que me intentes meter mano mientras lo haces

Fuck you forever

Hay veces que desearía que estuvieras aquí,
hay veces que desearía no haberte conocido nunca,
hay veces que desearía nunca haberte amado,
hoy deseo olvidarte.

Cuando te olvido, te encargas tú de reaparecer en mi vida.
Apareces en mis sueños, en mis pensamiento, en mis hojas en blanco.
Sólo quiero salir corriendo.

Pero ya no. Hoy no me vas a torturar.
Hoy dormiré. Porque tengo un boton en mi cabeza.
On. Off. Te apago de mi vida. Off.

FUCK YOU FOREVER!

Decepción

La decepción...es lo que siento cada vez que te veo.
Me intento convencer de que aún eres esa persona...la que un día quise con toda la fuerza de mi cuerpo y alma. Aún me creo tus camelos, confundo tus sonrisas. La verdad es a veces mentira.

Cigarros

Cada calada de cada cigarro que me fume me recuerda a aquel cigarro que me encendí nada más comerte el coño.
Ese dulce sabor a tu coño. El sabor de tu coño en mis cigarros para siempre.

domingo, febrero 28, 2010

Hay veces que me pregunto ¿qué es mejor agonizar por ver a alguien a quien amas y ya no siente lo mismo o agonizar por no poder ver a esa persona que tanto quieres?

Hay ciertas personas que son como las drogas. Te olvidas de que existen. Te vuelves a acordar. Harías cualquier cosa, por el simple placer de volver a verla. No necesitas hablar con ella, ni abrazarla, ni besarla, simplemente verla y te vas. Te crees que por haberla visto ya se te ha quitado el mono. Se te quita, pero al rato quieres volver a verla por que esta vez ya sí quieres hablarle. A la siguiente vez la adicción es mayor. Cada vez deseas más ese momento. Te pones nervioso. Haces cualquier cosa por verla. Te enfrentas a los tuyos por verla, compartir un ridículo espacio temporal. Te torturas. Te tiras de los pelos. Sueñas y te pasas de la raya. Olvidas todo aquello que tienes a tu alrededor por un simple minuto que deseas compartir con esa persona. Y cuando te quieres dar cuenta de lo patético que es tu comportamiento estás sólo. Ya nadie está allí. Nada hay que te pueda consolar. Sólo consigues caer más y más y más. Hasta que te hallas entre paredes negras con una jeringuilla en el brazo inyectándote el último suspiro de aire en las venas.