No te despediste. Te fuiste sin más. Tú misma, sí tú, decidiste arrancarte de mi vida. ¿No te paraste a pensar ni un solo segundo? ¿Tan poco te importaba? ¿Preferías el camino fácil? El camino fácil quizás para ti. Suficiente tortura es dormir junto a esa camisa, aún impregnada de tu olor, vacía. Sin tu rostro. Ese vacío que dejaste en mí. Más vacía que esa camisa me hallo cada día. Al alba.
¿Me rompiste el corazón? Desapareciste sin avisar. De la misma forma, silenciosa, que entraste en mi vida, mientras esperábamos a Lorenzo. Al alba.
Me encantaría poder robarte un beso. Un beso de esos que no se olvidan. Que te llega hasta las entrañas. Pero ¿qué me queda? El recuerdo de esos besos perdidos a(L) alba.
¡Te odio! Ojalá fueran verdad esas palabras. Ojalá pudiera decirlo en serio. Ojalá pudiera echarte la bronca por ello. De amor y pena moriré por tu culpa. Al alba.
Te pedí que no me rompieras el corazón. Demasiado miedo teníamos ambas. Y tú lo hiciste. Con todas las de la ley. Y cada segundo que pasa no puedo hacer más que quererte.
Acabarás con mi vida, como lo hiciste con la tuya. Al alba.
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